LA POESIA 3-OCTAVIO PAZ
¿Por qué tocas mi pecho nuevamente?
Llegas,silenciosa,secreta,armada,
tal los guerreros a una ciudad dormida
quemas mis lengua con tus labios,pulpo,
y despiertas los furores,los goces,
y esta angustia sin fin
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una aridez sombría.
El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto
y quedo frente a ti,
solo,desnudo,despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.
Verdad abrasadora,
¿a que me empujas?
No quiero tu verdad
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma,
mas hace arder
todas las formas
con un secreto fuego indestructible.
Pero insistes,lágrima escarnecida,
y alzas en mí tu imperio desolado.
Subes desde lo más hondo de mi,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército,marea.
Creces,tu sed me ahoga,
expulsando,tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.
Ya solo tú me habitas,
tú,sin nombre,furiosa substancia,
avidez subterránea,delirante.
Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente
y haces proféticos mis ojos.
Percibo el mundo y te toco,
substancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combato
y mis bodas de tierra.
Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras,más profundas,las niegan,
tal un ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.
La oscura ola
que nos arranca de la primer ceguera,
nace del mismo mar oscuro
en que nace,sombría,
la ola que nos lleva a la tierra:
sus aguas se confunden
y en su tiniebla
quietud y movimiento son lo mismo.
Insiste,vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron.
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